División del trabajo: Cuanto más se especialicen las personas, con mayor eficiencia desempeñarán su oficio. Este principio se ve muy claro
en la moderna línea de montaje.
Esta es la especialización que los economistas consideran necesaria para la eficiencia en el uso de la mano de obra. Fayol aplica el principio a todos los tipos de trabajo, tanto administrativo como técnico.
Autoridad y responsabilidad: Los gerentes tienen que dar órdenes para que se hagan las cosas. Si bien la autoridad formal les da el derecho de mandar, los
gerentes no siempre obtendrán obediencia, a menos que tengan
también autoridad personal (Liderazgo).
Aquí Fayol descubre que la autoridad y la responsabilidad están relacionadas, y la segunda es el corolario de la primera de la cual surge. Concibe la autoridad como una combinación de factores oficiales, derivados de la posición del gerente, y factores personales, que forman “un compuesto de inteligencia, experiencia, crecimiento moral, servicio pasado, etc”.
Disciplina: Los miembros de una organización tienen que respetar las reglas y convenios que gobiernan la empresa. Esto será el resultado
de un buen liderazgo en todos los niveles, de acuerdos equitativos
(tales disposiciones para recompensar el rendimiento superior) y
sanciones para las infracciones, aplicadas con justicia.
Al considerar la disciplina como “respeto por acuerdos que están dirigidos a obtener obediencia, aplicación, energía y las características exteriores de respeto”, Fayol declara que la disciplina requiere buenos superiores en todos los niveles.
Unidad de mando: Cada empleado debe recibir instrucciones sobre una operación particular solamente de una persona.
Esto significa que los empleados deberán recibir órdenes sólo de un superior.
Unidad de dirección: Las operaciones que tienen un mismo objetivo deben ser dirigidas por un solo gerente que use un solo plan.
Según este principio, cada grupo de actividades con el mismo objetivo deben tener una cabeza y un plan.
Subordinación del interés individual al general: En cualquier empresa el interés de los empleados no debe tener prelación sobre los
intereses de la organización como un todo.
Esto se explica por sí solo; cuando ambos difieren, la gerencia debe conciliarlos.
Remuneración: La compensación por el trabajo debe ser equitativa para los empleados como para los patronos